Angie Valdez, de las lágrimas a la sonrisa: "Aquí comienza lo mejor"
La boxeadora lloró cuando recordó que su mamá estuvo presa y volvió a sonreír con la ilusión de ganar una medalla olímpica.
El único momento en el que Angie Valdez se quebró durante la rueda de prensa que concedió este miércoles junto a Yeni Arias fue cuando recordó que su mamá estaba en prisión, mientras ella probaba suerte en Azerbaiyán.
Angie no aguantó las lágrimas, pero segundos después su rostro volvió a iluminarse con una sonrisa, la misma que tenía el domingo pasado en el ring cuando estaba a punto de conocerse la decisión de su combate con la brasileña Beatriz Ferreira, por la medalla de oro del Mundial Femenino de Nueva Delhi (India).
“Había que estar feliz y transmitirle a todo el mundo buena energía y buena vibra. Sabía que ya lo había perdido porque en cada asalto nos dicen cómo va, pero ese era un modo de saludar a las personas que me estaban viendo y decirles aquí estoy, estoy bien, estoy feliz, a pesar de los resultados”, comentó la barranquillera, de 22 años, que reconoció que fue un combate limpio.
Para Angie, las dos veces que ha perdido con Ferreira (la primera en el Grand Prix de Río de Janeiro, el año anterior), no han sido derrotas y asegura que lo mejor para su carrera está por venir.
“Para mí no son derrotas, me ganó, pero aquí es donde comienza lo mejor. Ahora vienen los Centroamericanos, los Panamericanos y el clasificatorio a Juegos Olímpicos, así que no hay derrota ninguna”, precisó.
A la final contra Ferreira, Angie confesó que no llegó en las mejores condiciones ya que antes le tocó afrontar peleas muy duras.
“Hice cuatro combates y con el de ella (Ferreira) eran cinco. Peleé con las potencias de cada país: China Taipéi (Yi-Shih Wu), segunda del mundo; Francia (Estelle Moseely), campeona olímpica (2016); la india (Jasmine Jasmine), que era la local y la china (Wenlu Yang). Ya cuando iba a pelear con ella (Ferreira) llegué muy desgastada. Tenemos un buen médico, que hizo todo por recuperarme, pero sinceramente necesitamos al fisio Silfredo Peña, que nos lo quitaron y lo pasaron para pesas. Quisiera pedirle a la ministra que nos ayude con eso y nos regrese a nuestro fisioterapeuta”.
La noche antes de la pelea tampoco la pasó bien. Le tocó correr dos veces durante el día para poder dar el peso y luego no podía dormir. “Pasé toda la noche despierta porque son diferentes horarios. Si me ven tengo unas ojeras, pero di lo mejor de mí en ese combate, lamentablemente no se obtuvo lo que se quería y ahora hay que entrenar más fuerte”.
De Azerbaiyán, Angie Valdez fue repatriada y el año pasado ganó para Colombia la medalla de oro en los Juegos Bolivarianos en Valledupar y los Juegos Sudamericanos en Asunción.
“Este deporte es de mucho sacrificio y fuerza de voluntad, de amor por lo que haces y tengo mi mayor motivación que son mis hermanos. Por ellos hago todo que he hecho y lo seguiré haciendo”, manifestó.
Al final, volvió a hablar de su mamá, y recordó que de una grosería con la que le salió a ella porque no quería que le comprara unos zapatos para participar en un campeonato nacional de atletismo en Bogotá, al que no asistió, prácticamente dio su salto al boxeo.
Contra su voluntad, Luis Villarreal, dueño de un gimnasio en La Playa, terminó entrenándola. Ni siquiera las guanteras que recibió de rivales a las que Villarreal les pagaba para que la cascaran, la hicieron desistir. Por el contrario, eso la motivó más para seguir entrenando y aprender. “Así quedé en el boxeo”, puntualizó.